Que pena del Metro del DF: "Hasta los policías te acosan sexualmente en el metro"
Esto es un "copy & paste" de una Noticia del Periodico El Universal, pero se me hace bueno publicarlo, ya que es una constante que veo diariamente en el Metro del Distrito Federal, sobre todo en la Línea B que es la que ocupo ocasionalmente, además de que tengo una hermana y francamente no me han faltado las ganas de romperle el hocico a algún imbécil que la vea mal, en fin, si son hombres no hagan esto!!! y piensen en que sentirías que le hicieran esto a tu mamá?? A tu hermana??? a tu novia???. No hagas lo que no quieres que te hagan.
Saludos.
Kowalick
"Hasta los policías te acosan sexualmente en el metro"
Usuarias de la línea B de este sistema de transporte aseguran que los toqueteos y las miradas lascivas forman parte de los abusos que diariamente padecen en sus recorridos“Es horrible ver como muchos hombres te desnudan con la mirada mientras vas caminando por los andenes del metro, pero lo peor es cuando en los vagones, algunos tratan de pegar su cuerpo con el tuyo o te rozan las pompis o los pechos ‘accidentalmente’, y cuando buscas a un policía para denunciarlos, te das cuenta que son igual de irrespetuosos que ellos”, manifestó Viridiana Ramírez, quien diariamente, utiliza este medio de transporte para llegar a su escuela.
El acoso sexual en la Línea B del Sistema de transporte Colectivo (Metro) se ha convertido en uno de las quejas más frecuentes que realizan los cientos de mujeres mexiquenses procedentes de municipios como Tecámac, Ecatepec y Nezahualcóyotl, quienes además, aseguran que “hasta los mismos policías utilizan un lenguaje soez al dirigirse a las mujeres”.
En un recorrido de EL UNIVERSAL Edomex a lo largo de la línea B del metro, se constató que en ninguna de sus estaciones existe un módulo de atención para aquellas mujeres que sufren cualquier tipo de acoso sexual, fomentando el incremento de toqueteos, miradas lascivas y palabras obscenas, principalmente, en las estaciones de transferencia a otra rutas y en las llamadas “horas pico”.
Video: Nada detiene a los acosadores del metro
Toqueteos, miradas lascivas y palabras obscenas son causa de delito, por las cuales el agresor puede ir a la cárcel de uno a seis años; aún con esta sanción, estos hechos son una constante en el sistema de transporte público
Galo Ramírez
17 de julio 2010
08:59
Karen Falcón todos lo días sale de sus casa en Valle Primera Sección, en Nezahuacóyotl, a su servicio social en el Poder Judicial; por la tarde, acude a comer a la casa de su hermana que vive cerca del metro Acatitla. Para sus traslados utilizan el metro porque dice que es barato, pero a cambio de esto ha sufrido experiencias desagradables, ha sido víctima de “acoso sexual”.
Karen cuenta que en cualquier medio de transporte público sucede que la quieran tocar o le digan de cosas, y cuenta sus experiencia en la línea A del metro. “Cuando voy subiendo las escaleras y ya nada más siento, y cuando volteas ya no sabes quien fue, ni para reclamarle, siento impotencia”, expresa. Y asegura que no sirve acudir a un policía, porque no ayudan: “me han tocado policías que son iguales o hasta peor”.
Toqueteos, miradas lascivas constantes y palabras obscenas son causa de delito, por las cuales el agresor puede ir a la cárcel de uno a seis años; aún con esta sanción, estos hechos son una constante en este sistema de transporte público.
Según una ley aprobada por la Asamblea Legislativa del DF, las mujeres deben ser atendidas respetuosamente desde el Ministerio Público hasta por los policías que detienen al agresor, pero esto sólo queda en el papel porque en muchos casos los uniformados son igual de irrespetuosos que el detenido.
Por las mañanas es cuando el metro parece que lleva sardinas, con este pretexto hombres aprovechan la ocasión para dar los famosos “repegones”; pero no sólo son tocamientos “involuntarios” sino que muchas veces utilizan lenguaje soez para dirigirse la mujeres. Según datos del metro, las horas en las que se registran los abusos son entre las 8 y 11 de la mañana.
Gina, usuaria de la línea B del metro, expresó: “hay unos hombre muy groseros cuando va lleno el vagón se pegan al cuerpo cuerpo de uno. Hay hombres que le dan a uno un rozón en las pompas o con el brazo rozan los pechos”, y agregó “se siente feo que te desnuden con la mirada”.
Mujeres que usan este transporte aplauden la iniciativa de privilegiar dos vagones para uso exclusivo de ellas, pero señalan que debería haber más vigilancia porque hay muchos hombres que no respetan esta restricción y se suben a estos vagones para acosarlas.
Karen aseguró que a veces de poco sirve que se haga la separación entre hombres y mujeres, en los transbordos es cuando se dan los toqueteos; Gina dice que es una buena idea, pero igual pide más vigilancia en los espacios que son únicamente para mujeres.
Una nueva forma de amedrentar a las mujeres es por celular. Se ha vuelto común que varios hombres utilicen sus celulares para hacer pequeños videos de mujeres con escotes pronunciados o de aquéllas que por su trabajo tienen que llevar falda.
Las usuarias del metro esperan que la seguridad se fortalezca en las áreas que son exclusivas para ellas. Para denunciar los delitos de acoso sexual, el metro tiene módulos en las estaciones con más afluencia como son Pantitlán o Pino Suárez. La que carece de un módulo es la línea B del metro, por la que a diario llegan muchas mexiquenses a trabajar a la capital.
Karen cuenta que en cualquier medio de transporte público sucede que la quieran tocar o le digan de cosas, y cuenta sus experiencia en la línea A del metro. “Cuando voy subiendo las escaleras y ya nada más siento, y cuando volteas ya no sabes quien fue, ni para reclamarle, siento impotencia”, expresa. Y asegura que no sirve acudir a un policía, porque no ayudan: “me han tocado policías que son iguales o hasta peor”.
Toqueteos, miradas lascivas constantes y palabras obscenas son causa de delito, por las cuales el agresor puede ir a la cárcel de uno a seis años; aún con esta sanción, estos hechos son una constante en este sistema de transporte público.
Según una ley aprobada por la Asamblea Legislativa del DF, las mujeres deben ser atendidas respetuosamente desde el Ministerio Público hasta por los policías que detienen al agresor, pero esto sólo queda en el papel porque en muchos casos los uniformados son igual de irrespetuosos que el detenido.
Por las mañanas es cuando el metro parece que lleva sardinas, con este pretexto hombres aprovechan la ocasión para dar los famosos “repegones”; pero no sólo son tocamientos “involuntarios” sino que muchas veces utilizan lenguaje soez para dirigirse la mujeres. Según datos del metro, las horas en las que se registran los abusos son entre las 8 y 11 de la mañana.
Gina, usuaria de la línea B del metro, expresó: “hay unos hombre muy groseros cuando va lleno el vagón se pegan al cuerpo cuerpo de uno. Hay hombres que le dan a uno un rozón en las pompas o con el brazo rozan los pechos”, y agregó “se siente feo que te desnuden con la mirada”.
Mujeres que usan este transporte aplauden la iniciativa de privilegiar dos vagones para uso exclusivo de ellas, pero señalan que debería haber más vigilancia porque hay muchos hombres que no respetan esta restricción y se suben a estos vagones para acosarlas.
Karen aseguró que a veces de poco sirve que se haga la separación entre hombres y mujeres, en los transbordos es cuando se dan los toqueteos; Gina dice que es una buena idea, pero igual pide más vigilancia en los espacios que son únicamente para mujeres.
Una nueva forma de amedrentar a las mujeres es por celular. Se ha vuelto común que varios hombres utilicen sus celulares para hacer pequeños videos de mujeres con escotes pronunciados o de aquéllas que por su trabajo tienen que llevar falda.
Las usuarias del metro esperan que la seguridad se fortalezca en las áreas que son exclusivas para ellas. Para denunciar los delitos de acoso sexual, el metro tiene módulos en las estaciones con más afluencia como son Pantitlán o Pino Suárez. La que carece de un módulo es la línea B del metro, por la que a diario llegan muchas mexiquenses a trabajar a la capital.
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