5 verdades ocultas que cambiarán tu visión de la economía mexicana

Más allá de los titulares: 5 verdades ocultas sobre la economía mexicana

Los titulares hablan de fortaleza y oportunidades históricas. Pero detrás del optimismo hay una realidad incómoda: la economía mexicana prospera “hacia afuera” a pesar de, y no gracias a, un entorno doméstico plagado de contradicciones, incertidumbre y cuellos de botella.



Bajo la superficie, emergen tendencias que afectan directamente a empresas y consumidores. El verdadero drama económico no se libra en las cumbres comerciales, sino en aduanas, ventanillas de trámite, recibos de luz, carritos de supermercado y decisiones de inversión.

Estas cinco claves explican por qué México no está aprovechando todo su potencial.

1) No es el T‑MEC: la burocracia y la incertidumbre están ahuyentando la inversión

La narrativa común apunta a riesgos externos. Sin embargo, los mayores frenos son internos: inseguridad, duplicidad regulatoria, costos eléctricos elevados y cambios legales repentinos.
El tiempo es dinero y los trámites se han convertido en un impuesto oculto:

  • SAT: retrasos de respuesta que se dispararon hasta 133%.
  • Secretaría de Economía: incrementos de tiempos de hasta 750%.

Estos cuellos de botella desaniman a nuevas inversiones y desgastan a las ya establecidas, justo cuando México debería estar capitalizando el nearshoring.

“Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.”
En un entorno de cambios abruptos, las empresas ajustan planes antes de que la incertidumbre las alcance.

Los obstáculos más grandes no están en Washington; están en la ventanilla, la norma y la factura de energía.


2) Dinero en el bolsillo, miedo en la mente: por qué el consumo está estancado

Paradoja a la vista: el gobierno ha inyectado entre 800 mil millones y 1 billón de pesos en programas sociales y los salarios reales han subido; aun así, el consumo no despega y se proyecta crecimiento nulo para el próximo año 2026.

La explicación está en la confianza: la desaceleración en la creación de empleo enfría las expectativas. Y, como recuerda la teoría, consumimos según el ingreso presente… y lo que esperamos mañana.

Esto se traduce en conductas visibles:

  • Postergación de compras de durables (autos, línea blanca).
  • Downtrading hacia marcas más económicas.
  • Shrinkflation: presentaciones más pequeñas para mantener precio.

Realmente no falta dinero; falta certeza. Y sin certeza, la cartera se cierra, las empresas, el mercado, los capitales buscan la certidumbre, buscan la rutina, lo seguro, antes tantos cambios internos generados por el propio gobierno, lo único que se genera es mayor incertidumbre en todos los actores del mercado, lo que ocasiona el estancamiento que se está presentando en este momento en la economía mexicana.


3) La revolución del retail: el consumidor ahora visita 26 tiendas para cazar precio

El comportamiento cambió a toda velocidad. Hace 5 (2020, en pandemia) años el comprador promedio pisaba 18 puntos de venta; hoy recorre 26. La fidelidad de canal murió: manda el mejor precio, sin importar si es físico u online.

Ganadores y perdedores:

  • Hard discounters: con solo 3% de participación, explican 30% del crecimiento del gasto de los hogares.
  • Canales tradicionales (misceláneas/abarrotes): pierden terreno, presión que podría aumentar con nuevos impuestos a productos de alto consumo.

“El consumidor ya no es leal al canal.”
Es omnivoro en canales pero monógamo del precio.

Competir hoy es dominar precio, cercanía y surtido esencial… y hacerlo rentable.


4) El motor exportador ruge, pero las “anclas” domésticas lo frenan

La economía mexicana es una historia de dos realidades:

  • Externo sobresaliente: exportaciones a EE. UU. creciendo con solidez.
  • Interno débil: frenado por anclas estructurales.

Las anclas más pesadas: Pemex y CFE. El lastre de Pemex es tan grande que sin su efecto la economía crecería aproximadamente 2 puntos del PIB más, y se suman:

  • Colapso de la inversión pública en construcción (caídas cercanas al 70% anual en ciertos periodos).
  • Inversión privada: récord en su componente extranjero, pero débil y decreciente en agregado, reflejo de escasa confianza local.

México acelera hacia afuera mientras arrastra anclas en casa, eso no es solo por las políticas económicas y reformas en todo el estado mexicano, esta tendencia ha sido parte de México, creo que mínimo desde hace 40 años, desde las crisis económicas de los 80s y 90s del siglo XX. Pero ahora se aumenta un nivel mayor de dificultad por el gobierno actual.


5) El boom del e‑commerce tiene protagonista: la mujer trabajadora

El crecimiento explosivo del comercio electrónico en México no se debe solo a la pandemia ni a los jóvenes, sino a un cambio social profundo: la incorporación masiva de mujeres al mercado laboral formal. En los últimos años, entre el 60% y el 70% de los nuevos empleos han sido ocupados por mujeres, lo que ha transformado sus hábitos de compra. Al asumir responsabilidades profesionales sin dejar las tareas del hogar, la conveniencia de comprar en línea se vuelve indispensable. Este fenómeno explica que el canal digital haya pasado de representar menos del 0.1% del mercado antes de la pandemia a cerca del 2.4% hoy, y que aporte alrededor del 10% del crecimiento total del gasto de los hogares. En otras palabras, el carrito digital es mucho más que una tendencia: es un reflejo del empoderamiento económico femenino y de su creciente influencia en la economía nacional.


¿Qué esperar y cómo actuar en 2025?

El 2025 será decisivo para la economía mexicana. Las empresas y los tomadores de decisiones deben vigilar indicadores clave como la velocidad de los trámites, la confianza del consumidor, la evolución del empleo formal y el costo de la energía, porque ahí se juega la competitividad. Reducir la burocracia, dar certidumbre regulatoria y garantizar tarifas eléctricas predecibles son pasos urgentes para atraer inversión y aprovechar el nearshoring. Al mismo tiempo, las compañías necesitan estrategias flexibles: portafolios adaptados al bolsillo del consumidor, precios competitivos, presencia omnicanal rentable y políticas que integren el talento femenino, que seguirá impulsando el comercio digital. México tiene la oportunidad de convertir su momento externo en crecimiento sostenido, pero solo lo logrará si corta sus propias anclas internas antes de que la ventana se cierre.


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